Por Mario Quevedo
Especial para CENTRO Tampa
El verano ya nos castiga, o por lo menos así nos parece. El calor como que se ha anticipado y nos hace buscar refugio con el aire acondicionado, bajo la sombra o por lo menos escarbando para encontrar algo de tranquilidad y no apresurar el proceso del recalentamiento. Algo me dice que ya paso la época de las Navidades y como que nos enfrentamos al largo y caluroso verano.
Y todo tiene su lado amable; ya como que nos preparamos a disfrutar de la playa. Uno de los deportes preferidos por muchos de nosotros se hace saludable y apropiado, el de contemplar el sexo opuesto con ropa ligera... Busque al masculino o al femenino y disfrute del paseo que la playa le puede ofrecer.
Y, ahora usted puede preguntarse por donde viene hoy este buen hijo del Camagüey legendario. Pues bien, puedo decir que cuando uno trata de contar algo, no es completa y totalmente necesario hacer la peregrinación cristiana del Camino de Santiago. Es verdad que aquí me voy por mi laberinto, pues ese fue uno de los viajes que se me quedó en el bolsillo. Sí, mucho hubiera dado por visitar la catedral de Santiago de Compostela en Galicia. No hubiera podido seguir ninguno de las distintas rutas que nos llevan a la tumba de Santiago el Mayor, pero (no puede faltar), si que me hubiera gustado visitar al primero de los apóstoles de Jesús en morir martirizado.
Nada amigos, así son las cosas y tenemos que vivir contentos con lo que el Señor nos entrega, aunque pensemos tomar nuestro propio camino.
Los tiempos en que vivimos se prestan a un poco de confusión. No todo lo que hemos aprendido de niños se ajusta a la realidad de hoy. Es cierto que esos tiempos, como los términos de la vida, cambian con frecuencia.
Es posible que ahora, con las facilidades en los medios de comunicación como que nos confundamos un poquito en casi todo.
Esos medios de comunicación que tienen casi por raíz el intercambio instantáneo de lo que pienso, lo que veo o simplemente lo que creo haber visto llevan en muchos casos a determinaciones falsas.
En cualquier lugar, a cualquier hora, por cualquier cosa, siempre hay personas con el telefonito grabando lo que ven. Desde chismosos profesionales, aspirantes a comunicadores o simples observadores del medio en que se encuentran. Sí, ventajas tremendas que nos ofrece la tecnología; pero ventajas que también deben tener un mínimo de recato y responsabilidad.
Las costumbres cambian, los momentos cambian, las relaciones cambian. Lo que si no cambia es que lo correcto ayer sigue siendo lo correcto hoy y yo no soy de los que considero que una ventaja de la nueva tecnología me conceda el derecho a ser parte de algo incorrecto. El contemplar un crimen -mayor o menor- y pretender desprenderse de él culpando solo a esa tecnología todavía en pañales es como ser parte del mismo.
Sin embargo, no se puede pedir peras al olmo y aceptamos que esa nueva corriente de “información”, que muchas veces no es más que un chisme animado, es sencillamente parte real y profunda del mundo de hoy.
Nuestros abuelos se escandalizaban cuando supieron de muchachitas que usaban las trusas bikinis o las ahora llamadas tangas y enseñaban el resto del cuerpo -muchas veces magistral-, y se paseaban ante la vista de todos.
Nada, yo ni siquiera me atrevo a dar opiniones. Simplemente me doy cuenta de que ya se acerca esa época del año en la que la playa se pone de moda. Pasa ya la época del frío y nos sentimos más cómodos disfrutando de la brisa marina o de una simple sombrita; a lo mejor disfrutando de un “traguito”
Ahora podemos también jugar en el patio y encontrar las flores que se preparan para darnos la bienvenida. Notamos el cambio en el tiempo y nos preparamos a también dar un ligero cambio a nuestra forma de vida. Podemos hasta llegar a la conclusión de que alcanzamos la época del año en que vale la pena buscar en el caos de la vida y tranquilizar a la gente con aquella exclamación …. “Viva la Pepa”.
Ya va quedando lejos la soledad del invierno, el coronavirus, los problemas y recordando a Rolando Laserie como que queremos dar la bienvenida a una nueva vida donde, a pesar de ser viejos amigos, dejamos de lado esa Soledad. Con el sol brillante podemos despedirnos de esa Soledad a la que, en un momento determinado, no hace mucho, dimos calurosa bienvenida, como viejo amigo en un encuentro que no dejó de ser uno más. Ya como que no quiero extrañar la presencia de esa Soledad.
Quevedo es periodista cubano. Trabajó en radio, televisión y tuvo su propio periódico ‘La Voz Hispana’. Para comunicarse con Quevedo: marioquevedo1@aol.com