En Venezuela, la palabra "guataca" evoca reuniones musicales llenas de espontaneidad, donde amigos y vecinos tocan instrumentos tradicionales como el cuatro, las maracas o el tambor, creando un ambiente lleno de vida. Es un término que celebra la música como un acto comunitario y alegre. Por otro lado, en Japón, "watta" es una expresión informal que significa "¡Entendido!" o "¡Lo tengo!", mientras que "ka" es una partícula que indica pregunta, sugiriendo una conexión inmediata entre ambos términos. Aunque estas palabras provienen de mundos diferentes, convergen inesperadamente en el nombre del coro Wattaka, creado en 2017 en Tampa.
Así que, basándonos en esta sinergia japonesa, uno podría preguntar: ¿tenemos una fiesta musical en la bahía? La respuesta es sí. Esa parece ser la premisa de René Ayala, director general de Wattaka.
“Wattaka es una conexión profunda con nuestras raíces, una celebración de nuestras tradiciones por un grupo de personas unidas por la pasión de manifestar su expresión vocal”, comentó Ayala.
El nombre Wattaka nació como una adaptación del término venezolano "guataca" para hacerlo más accesible a un público angloparlante, pero su resonancia va más allá. Al resonar en japonés como "watta", parece enviar un mensaje subliminal: "¡Entendemos!" Y, de cierta forma, la música de Wattaka hace precisamente eso: crea una conexión profunda que trasciende idiomas y culturas. “Entendemos la importancia de nuestras raíces”, parece decir el coro, “y queremos compartirlas con el mundo”.
Sería interesante imaginar a un japonés escuchar el nombre Wattaka por primera vez. Quizás sonría, asociándolo con esa expresión familiar, mientras que un venezolano ríe, recordando las fiestas o ‘guatacas’ de su tierra natal. En un escenario improbable, estas dos palabras encapsulan un espíritu universal: la capacidad de la música para cruzar fronteras y conectar con quienes la escuchan, independientemente de su origen.
Así, el coro Wattaka es un punto de unión para la comunidad, creando puentes culturales que, como guataca y watta, parecen gritar al unísono: “¡Lo entendemos! La música nos conecta”. Una lección simple y poderosa sobre cómo lo que parece diferente, muchas veces está más cerca de lo que pensamos.
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FOTOS CORTESÍA DE WATTAKA
La coral polifónica Wattaka, que incluye tanto adultos como a niños, ofreció un concierto el 10 de diciembre en el New Tampa Performing Arts Center.
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Los niños del coro interpretando villancicos y aguinaldos tradicionales.
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El programa 'Wattaka Kids' que introduce a los niños de entre 6 a 10 años al mundo musical por medio de actividades rítmicas y la enseñanza del manejo de instrumentos propios de una coral polifónica.
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Los niños junto a sus instructores: La directora musical de la coral, Astrid Sánchez Pargas y Juan Manuel Orozco, ex profesor de un famoso Conservatorio de música en Venezuela.
Un coro que conecta con sus raíces
Desde los escenarios de Tampa, el coro Wattaka surge como un puente cultural que une tradiciones, personas y geografías. Fundado por la familia Ayala-Campos, este grupo ha llevado la música venezolana y latinoamericana a los escenarios de Estados Unidos, estableciendo un espacio donde la identidad cultural florece.
“Nuestra misión es demostrar que los latinos y los venezolanos tienen mucho que ofrecer”, comenta Ayala, director y fundador del grupo.
El 10 de diciembre, Wattaka presentó su más reciente evento, “Por los Caminos del Mundo”, en el New Tampa Performing Arts Center. Este espectáculo combinó narrativas y música para celebrar la perseverancia y la fe en tiempos difíciles, demostrando una vez más su capacidad de conmover y conectar con audiencias multiculturales. La producción destacó por su mezcla de música y narrativa, celebrando la migración, la familia y el poder transformador de las artes.
“Por los Caminos del Mundo honra la valentía y la esperanza de quienes cruzan fronteras en busca de oportunidades, mientras conservan con orgullo sus tradiciones”, explicó Ayala.
Durante el evento, el público disfrutó de piezas que evocaron la resiliencia del espíritu humano y los lazos que nos unen a través de las generaciones.
“Que la música y las historias los inspiren, les recuerden los lazos que nos unen y los llenen de alegría en esta celebración”, invitó Ayala en sus palabras de apertura.
El origen de un sueño coral
El coro Wattaka tiene sus raíces en un evento singular en 2016. Durante una misa en honor a Nuestra Señora de Coromoto en la iglesia St. Mark The Evangelist, se interpretaron textos litúrgicos con música tradicional venezolana. Este acto emocional cautivó a la comunidad y despertó la idea de formar un grupo para preservar y difundir estas tradiciones.
“La reacción del público nos mostró que había un deseo profundo de conectar con nuestras raíces”, recuerda Ayala. Inspirados por ese momento, la familia Ayala-Campos reunió a un grupo de entusiastas para cantar villancicos y parrandas ese mismo año, sentando las bases de lo que se convertiría en Wattaka.
El grupo nació como un sueño, “un pequeño grupo de familiares y amigos unidos por la idea de preservar y celebrar la cultura venezolana y latinoamericana a través de la música”, señaló Ayala. Lo que comenzó como un esfuerzo modesto se ha convertido en una realidad extraordinaria.
“Hoy, cuando veo a más de 50 talentosos artistas en el escenario, recuerdo cómo este sueño, ahora una realidad, sigue creciendo gracias a todos los que nos han apoyado”, agregó.
Desde su fundación oficial, el coro se ha destacado por su dedicación a la música polifónica y por establecer ensayos regulares en la iglesia St. Mark The Evangelist en Tampa.
“La consistencia en los ensayos y el compromiso de los miembros han sido clave para nuestro crecimiento. Vienen simplemente con su noble deseo de cantar. Son solo unas cuatro horas a la semana, y durante ese tiempo nos esforzamos por dar lo mejor para lograr una producción vocal de calidad”, expresó Ayala.
Actualmente, el grupo cuenta con 30 adultos, 15 niños y 2 músicos trabajando en conjunto. “Cuando tenemos invitados especiales, el número de talentos en el escenario puede llegar a unas 62 personas”, comentó Ayala.
La Academia y ‘Wattaka Kids’
En su búsqueda por trascender la música, Wattaka ha creado una academia que ofrece clases instrumentales a niños, enfocándose en herramientas que son pilares de la cultura venezolana. Además, el programa Wattaka Kids introduce a niños de 6 a 10 años al mundo de la música a través de juegos y actividades rítmicas, fomentando un aprendizaje temprano y natural.
“Queremos fortalecer este proyecto en 2025”, destacó Ayala, subrayando la importancia de la participación infantil en la preservación de las tradiciones culturales. “Los niños no solo aprenden música; adquieren una conexión profunda con sus raíces. Estando en Estados Unidos, algunos de ellos son bilingües. Hemos interpretado canciones tanto en español como en inglés, lo cual es significativo para ellos, ya que enriquece su conocimiento acerca de nuestra cultura.”
Este esfuerzo cuenta con el apoyo de instructores como Astrid Sánchez Pargas, directora musical y productora del coro, quien tiene una amplia experiencia en educación musical y proviene del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. El coro también se beneficia del profesionalismo de Luis Manuel Orozco, quien actualmente colabora en la dirección musical de Wattaka y toca diversos instrumentos. Orozco fue profesor y músico en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo en Barquisimeto, Venezuela.
Sinónimo de alegría y festividad musical
Wattaka se ha consolidado como un símbolo de alegría musical. Más allá de interpretar villancicos tradicionales y parrandas de Venezuela, el grupo muestra la riqueza de las canciones folclóricas de cada región del país sudamericano. Un género destacado es el calipso, originario de los esclavizados de Trinidad y Tobago, que posteriormente fue llevado a Venezuela por migrantes trinitarios hacia la región oriental de los estados de Sucre, Nueva Esparta, Monagas, Bolívar y Ciudad Guayana.
El calipso es un género musical que mezcla influencias africanas, caribeñas y europeas, creando una expresión cultural vibrante y energética. Este ritmo se remonta a la época de la colonización española, cuando los esclavos africanos introdujeron sus tradiciones musicales en las costas de Venezuela. Estas tradiciones se fusionaron con la música española e indígena, dando lugar al calipso venezolano, que se convirtió en una forma de expresión popular entre las comunidades afrodescendientes. Con ritmos alegres e infecciosos, el calipso emplea instrumentos como el tambor de fulía y la tambora, acompañados de letras que narran temas cotidianos, sociales y políticos.
“El calipso es parte de nuestra identidad y un reflejo de la diversidad cultural de Venezuela”, explicó Ayala. A lo largo de los años, este género ha evolucionado sin perder su esencia festiva. Wattaka honra esta tradición interpretando piezas emblemáticas como “Easter Morning” de Serenata Guayanesa y “Lo Bailas sin Querer”, popularizada por la Schola Cantorum de Venezuela.
“La música de Wattaka es la alegría en su máxima expresión; es imposible no sonreír, emocionarse o moverse al escuchar nuestras canciones”, enfatizó Ayala.
Impacto en la comunidad
La influencia de Wattaka se extiende más allá del ámbito musical. Su colaboración con organizaciones como Fundación Luna, que apoya a sobrevivientes hispanos de cáncer, destaca su dedicación al bienestar comunitario.
“Llevamos alegría a sus eventos con nuestra música, ofreciendo un poco de felicidad a quienes han enfrentado circunstancias desafiantes”, dijo el director del coro. “Cuando actuamos, no solo presentamos música; llevamos emociones y recuerdos que trascienden”, enfatizó Ayala.
Este enfoque ha generado un interés especial entre el público estadounidense, impresionado por las complejas técnicas vocales e integración cultural del coro. El repertorio del coro abarca desde villancicos tradicionales hasta piezas sacras e internacionales. Su énfasis en ritmos sincopados, como el compás de 5/8 del merengue venezolano, demuestra una maestría que ha cautivado a críticos y audiencias por igual.
“Muchos nos han preguntado, asombrados: ‘¿Cómo logran un ritmo tan complejo con cuatro voces?’” compartió Ayala, destacando el impacto de su propuesta musical.
El grupo también incorpora acompañamiento instrumental en sus presentaciones, utilizando instrumentos tradicionales como el cuatro y la mandolina.
“Siempre buscamos que cada canción tenga el arreglo adecuado para transmitir el mensaje que queremos compartir”, explicó Ayala.
La meta de Wattaka es expandir sus presentaciones en Tampa Bay y en todo Estados Unidos. Con un objetivo de recaudación de fondos de $57,000 para 2025, la organización busca garantizar la sostenibilidad de sus proyectos.
“Nada es imposible. Lo hemos logrado antes, y confío en las contribuciones que la comunidad puede ofrecer. Por eso tenemos ‘Amigos de Wattaka’. Quienes deseen contribuir pueden contactarnos a través de nuestra página web”, expresó Ayala.
El coro planea incluir nuevos miembros y repertorios que representen diversas regiones de América Latina.
“Estamos abiertos a recibir más miembros. La música tiene un poder transformador; conecta corazones y construye puentes entre culturas. Queremos que esa sea la misión de Wattaka: compartir cultura a través de la voz.” Para René Ayala, el coro representa más que música. Es un testimonio del poder de la música como herramienta de unidad cultural y transformación social.
“Queremos demostrar que los venezolanos y los latinos tienen mucho que ofrecer. Más allá de las noticias negativas, somos más que lo que a menudo se escucha al respecto de las acciones de uno o dos venezolanos en las noticias. Hay más de nosotros y de los que queremos aportar cosas positivas a este país”, afirmó el músico.
Con cada actuación, Wattaka reafirma su compromiso con la comunidad y su visión de un mundo donde la música sea el lenguaje universal de conexión con las personas, sin importar su origen.
“A nuestros patrocinadores, donantes y organizaciones colaboradoras, quiero agradecerles por su apoyo, ya que transforman ideas en realidades. A quienes nos han visto actuar, su presencia da vida y reafirma los valores que nos unen. A quienes aún no nos conocen, los invito a presenciar nuestro trabajo y asistir a nuestras próximas presentaciones. Juntos, continuaremos creando oportunidades para conectarnos, celebrar y enriquecer nuestra comunidad a través de las artes”, concluyó Ayala.
INFO BOX
CORO POLIFÓNICO WATTAKA
Sitio web: Wattaka.org
Instagram: @WattakaTampa