TAMPA - En la sala de rehabilitación y terapias del Hospital para Niños Shriners, de Tampa, los equipos de entrenamiento se confunden en singular armonía con juguetes de madera, libros para colorear e imágenes de historietas infantiles que han sido pintadas en sus paredes. Pero no es un mundo de fantasía sino un espacio real donde cada pequeño recibe asistencia profesional. Algunos necesitan recuperar su capacidad de movimiento; otros llegan para seguir una terapia que les permita dar sus primeros pasos en la vida.
Una de esas pacientes fue Alexa Prieto Vidal, una niña cubana de tres años de edad. Su madre, Jacqueline, trajo a la pequeña desde La Habana con la ayuda de la comunidad establecida en Miami y Tampa para que siga una terapia intensiva que le diese la oportunidad de caminar, por primera vez, con prótesis que le fueron donadas por el Shriners. Hace una semana esa meta se alcanzó.
"Nos queda mucho por agradecer", dijo Jacqueline, madre de Alexa. "Estamos felices por todo el amor y apoyo que recibimos. No esperábamos tanto".
La historia de Alexa fue reportada inicialmente y a escala local por CENTRO Tampa en octubre del 2018. El reportaje fue publicado después de que un informe de la periodista cubanoamericana, Karen Caballero, de Radio y Televisión Martí, en Miami, diese cuenta de las necesidades médicas que atravesaba la pequeña y los esfuerzos de su madre para conseguirle un hospital que respondiese generosamente al caso.
Alexa sufrió la amputación de sus dos piernas a los tres meses de nacida debido a una infección generada por una bacteria que se descontroló por negligencia médica. Según la madre, Alexa contrajo la infección cuando fue ingresada de urgencia en el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, en La Habana, por un cuadro de deshidratación y problemas gastrointestinales.
En Miami, los trámites de la madre de Alexa y personas de buena voluntad, como el especialista en prótesis, Armando Quirantes, se multiplicaron con el correr de las semanas.
Quirantes agradeció las muestras de solidaridad en el marco de una cruzada que edificó, paso a paso, cuando supo que Alexa dependía de la generosidad de la opinión pública.
"Estoy muy contento porque cada vez que se rehabilita un niño es mi total felicidad", indicó Quirantes en una conversación telefónica desde Miami.
Quirantes fue una pieza fundamental en el proceso. Hospedó a la familia en su casa de Miami y se encargó de llevarlas en su automóvil, desde Miami hacia Tampa, para que acudan a sus citas iniciales en el Shriners.
De origen cubano y 80 años de edad, Quirantes explicó que su principal motivación no fue otra que ver a Alexa caminar con sus prótesis.
"Alexa me ha llenado mi vida porque me ha hecho sentir que tengo un familiar a mi lado y no un paciente", agregó Quirantes.
Organizaciones privadas en el sur de la Florida, como el Miami Medical Team, Prótesis sin Fronteras y el Club Kiwanis tocaron también puertas para buscar ayuda de primera mano, ya que la familia de la niña no contaba con una póliza de seguro médico.
El curso de la historia de Alexa cambió favorablemente cuando el Shriners tomó nota de la urgencia médica de la paciente y aceptó ayudarla, independientemente de la capacidad económica de la familia. La asistencia del Shriners incluyó una cirugía reconstructiva que fue realizada con éxito hace cuatro meses para que Alexa pudiese usar las prótesis de alto rendimiento.
Lisa Buie, portavoz del Shriners, dijo que el caso de Alexa ejemplifica en detalle el propósito y las metas que se traza el Shriners cada año para ir al encuentro de la población infantil más necesitada.
"Alexa es un ejemplo perfecto de nuestra misión en acción", precisó Buie. "No solo brindamos la más alta calidad de atención ortopédica, sino que la brindamos a todos los niños, independientemente de la capacidad de pago de sus familias".
Después de la intervención de octubre, Alexa y su madre regresaron a La Habana por unas semanas mientras que en el área de la Bahía de Tampa se gestionaba el tema del hospedaje y transporte para que Alexa pudiese continuar con la terapia de rigor.
Todos estos trámites tomaron nuevamente un giro 'angelical' cuando Ligia Cohen, voluntaria del Shriners, se ofreció desinteresadamente a hospedarlas en su casa de Tampa. Cohen dijo que su gran satisfacción fue haber colaborado en una iniciativa de amor y solidaridad por el bien de una niña que tiene mucho por dar y vivir.
"La vamos a extrañar muchísimo porque Alexa es una niña muy ocurrente y de gran personalidad. Su risa, su felicidad y su mirada son el mejor regalo que nos ha dado", agregó Cohen, de origen colombiano.
Cohen formó parte del Ejército de Estados Unidos y se retiró con honores en el grado de teniente coronel en el 2015 después de aproximadamente 21 años de servicio ininterrumpido. Ella y su esposo, Thomas Lawrence, siempre están en primera fila para apoyar las iniciativas del Shriners. Ambos adoptaron, en el 2007, a Ana María, ahora de 15 años, en la ciudad colombiana de Medellín. Ana María presentaba una lesión cerebral que requirió un tratamiento especial y complejo en diferentes clínicas y hospitales del país, incluyendo el Hospital de Niños Shriners de Tampa.
"Ahora que partan de regreso a Cuba vamos a sentir un gran vacío, de verdad que sí", puntualizó Cohen.
La rehabilitación para que Alexa pudiese familiarizarse con sus prótesis en tiempo récord y se inicie el proceso para que camine independientemente, tomó fuerza gracias a la buena disposición de la paciente, de acuerdo con Zaida Coronado, terapista física del Shriners que estuvo a cargo de la niña.
Coronado añadió que el esfuerzo y la dedicación que mostró Alexa desde el primer día que ingresó a la sala de rehabilitación del Shriners fueron 'impresionantes'.
"Con Alexa no tuvimos ningún problema porque ella nunca dejó de sonreír y alegrarse a la hora de hacer las cosas que le pedíamos para su terapia", dijo Coronado. "Cada niño es diferente, pero en el caso de Alexa su actitud y personalidad fueron determinantes".
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