Por Hernán Lugo-Galicia
En Tampa, familiares se alistan a socorrer a los suyos.
“¿Y usted, no me puede patrocinar?”, me pregunta la voz cálida, pero llena de temores, pues su pareja no pudo concretar la meta de entrar a Estados Unidos y solicitar protección, debido a la nueva política migratoria de Estados Unidos.
Ella está embarazada y no quiere que su hijo nazca en la miseria, a la cual están condenado a 30 millones de personas en Venezuela, mientras se mantenga en el poder del castrochavismo. Su esposo tuvo que detenerse en Panamá, desde donde pretendía atravesar la selva de Darién, y regresó a Caracas.
“No puedo”, le respondo. ¿El por qué? Lamentablemente, carezco de los requisitos: No tengo asilo político aprobado, ni cifras en azul.
El parole humanitario exige que los venezolanos deben contar con un fiador, financista o responsable aquí en tierra estadounidense, sea una persona, fundación o empresa; y que el trámite se haga vía Internet, con una serie de soportes: Que el solicitante demuestre tener una persona que asuma la manutención, salud y educación.
Este, a su vez, debe ser ciudadano americano o residente, por lo cual debe consignar pasaporte y certificado de ciudadanía. Los requisitos se extienden a mostrar propiedad de la casa, de los carros que poseen; declaraciones de impuestos (taxes), constancia de trabajo; referencias bancarias y, por ende, llenar la planilla Form I-134 (Declaración de Patrocinio Económico), con certificados de salud y buena conducta.
Desde el 12 de octubre, cuando la administración Biden anunció que no aceptarían más venezolanos por la frontera y que abriría la opción del parole humanitario, comenzaron las llamadas a cientos de venezolanos que viven acá, por parte de familiares y amigos. Incluso, hubo chistes sobre cuánto podría cobrarse por personas. “Te traigo si me das $70,000″, decían “bromeando”. Sin embargo, el asunto no es para chistes. Es algo serio.
Por un lado, hay personas que quieren huir de un país, que bajo el comunismo, está signado por las arbitrariedades del poder; la inseguridad en las calles; y los que mueren de hambre. La Universidad Católica Andrés Bello registró, en 2021, la existencia de 87% de hogares pobres; 80% en inseguridad alimentaria, con 89% de hogares sin ingresos y con riesgo de hambruna.
Y, por el otro, no es muy alto el número de personas que pueden fungir de fiadores, no sólo por la parte de requisitos, sino por la aprehensión que implica tener que dar la cara por alguien que puede cometer algún hecho, un delito, que puede afectarlos.
Empero, hay otros que ya decidieron traer a familiares. El 23 de octubre, entraron los primeros cuatro connacionales, beneficiados. Rubén García y Estefanía Villanueva están, el primero en Miami, y la segunda en Orlando, y no paran de agradecer a Dios el estar aquí, ya que no creían que el proceso fuera rápido. Los dos provenían de México, mientras que uno partió de Guatemala, y el otro de Perú.
ANBBXZTNPSQTTYL4VXKFQEZ67U.jpg
Olga Barroso y sus dos hijos Joan y Juan esperan la comida mientras los demás migrantes celebran el bloqueo del titulo 42 en el campamento de la pequeña Venezuela a orillas del río Bravo.
La Secretaría de Relaciones Exteriores de México informó que hay 7,500 solicitudes, de las cuales ya fueron aprobadas 100, indica un reportaje de AP, fechado el 22 de octubre. Al 8 de noviembre, la cifra de aprobados subió a 7,000, quienes tienen permiso para viajar y entrar a EEUU. A mediados de noviembre, subió a 8,000, con lo cual, disminuye a 16,000 los cupos de paroles que restan en 2022. En total, 24,000 por año.
En mi entorno, hay cinco personas que comenzaron los trámites para apoyar a los suyos. Uno quiere tener a sus padres a su lado. Otra, a su hermano. El tercero y cuarto, a unos sobrinos. Y, el quinto, a un primo.
“A mí me ayudaron para venir y estar aquí en Tampa, así que ahora devuelvo el favor”, dijo JGE, quien lleva 20 años en EEUU, es ciudadano y tiene un empleo, con lo cual puede socorrer al familiar, quien ya está en la ciudad junto a los suyos.
Los cinco están conscientes de la responsabilidad que deben asumir por dos años, más no lo consideran una carga por cuanto se trata de familiares. El proceso inicial también tiene sus costos. El ingreso de datos a la planilla oscila entre 1,000 a 450 dólares, dependiendo de quien contratan para el proceso. El monto puede aumentar por la cantidad de personas que se incluyan como núcleo familiar, y pasar de 1,500 dólares.
A nivel nacional, hay personalidades y ONG’s que han dado sus nombres como fiadores: El médico Kyle Varner (Washington), con cuatro solicitudes: Venezuelan American Alliance (Miami), que tiene una base de 24,000 solicitantes; María Díaz, presidenta de esa alianza, ha apoyado a nueve personas; la dominicana Glenda Núñez; y grupos que buscan financistas voluntarios, como Sponsor Circle, Welcome US y Hogar para Refugiados, en California.
Las autoridades de EEUU señalan que la nueva política redujo en 80% el ingreso de venezolanos por la frontera, quienes ahora están atrapados en México, Costa Rica y Panamá, y deambulan por las calles, ya que no tienen cómo regresar, aunque abrigan la esperanza de que el gobierno los busque en los llamados “Vuelta a la patria”.
La llegada de venezolanos en la frontera activó las alarmas en Washington; en primer lugar, por el aumento; más de 70,000 entre agosto y octubre; la información de que Nicolás Maduro había enviado a delincuentes que liberó de las cárceles; y a que detectaron que se presentaron cédulas y pasaportes falsos, por parte de latinos que la presentaron como propias. De hecho, en Venezuela detuvieron a la directora del Servicio de Inmigración en Carabobo y a una policía de este estado por “ofrecer” los servicios de elaboración de pasaportes que luego enviaban a EEUU, Argentina, Chile y Ecuador, vía correo.
En la tercera semana de noviembre, el Poder Judicial eliminó la resolución 42 que autorizaba la deportación de quienes entraban ilegalmente por la frontera, con lo cual, cientos de personas que estaban en la frontera con México pudieron ingresar y solicitar una medida de protección.
¿Y en qué condiciones viven o están quienes lograron entrar a EEUU?, quedará pendiente.
Hernán Lugo Galicia es periodista venezolano exiliado en Estados unidos. Puede escribirle a hlugogalicia@gmail.com