La Iglesia St. Cecelia Catholic Church, fundada en 1924 en Clearwater, ha sido un faro espiritual para generaciones de fieles. Su centenario conmemora su longevidad y el impacto profundo que ha tenido desde su creación, especialmente desde mediados de los años 90, cuando comenzaron las misas en español. Con un enfoque particular en los ministerios hispanos, la iglesia se ha convertido en un punto de encuentro para culturas de distintos países de habla hispana, creando un espacio donde la fe y la solidaridad se entrelazan.
El padre Jesús Martínez, vicario parroquial, describe esta celebración como un testimonio de la fe inquebrantable de la comunidad.
“Son 100 años de gracia y bendiciones para esta ciudad”, afirmó.
Las actividades conmemorativas incluyeron ferias de ministerios, conciertos y una misa centenaria presidida por el obispo Gregory Parkes, reflejando la relevancia histórica y contemporánea de la iglesia en la región.
Una congregación activa
La comunidad hispana que asiste a la iglesia ha sido uno de los pilares fundamentales en la historia reciente de la parroquia. Desde la primera misa en español en 1993, la presencia de feligreses hispanos ha crecido de manera exponencial.
Yolanda Moreno, directora del Ministerio Hispano, recuerda: “Comenzamos con unos 300 feligreses, y ahora somos una de las comunidades hispanas más grandes del área”, señaló. Según Martínez, la parroquia recibe entre 600 y 800 personas en las misas en español cada fin de semana. Ese número se duplica durante festividades como la celebración de Nuestra Señora de Guadalupe.
El trabajo de los ministerios abarca desde la formación religiosa hasta servicios caritativos, y la integración de tradiciones culturales hispanas ha sido clave para mantener una conexión espiritual vibrante y profunda.
“Uno de los mayores desafíos es la formación continua en la fe”, explicó Martínez. “Muchas veces, las personas se quedan con una catequesis infantil y no profundizan en su espiritualidad”.
Para abordar esto, la iglesia ha implementado cursos de formación continua, que van desde cristología hasta mariología, atrayendo a decenas de fieles deseosos de fortalecer su conocimiento religioso.
Otro desafío ha sido responder ante crisis. Martínez recordó cómo, tras recientes huracanes, la comunidad hispana organizó una limpieza completa del campus en un solo día.
“La fe no es solo palabras; es acción, y fuimos uno de los primeros lugares en el área en despejar los alrededores gracias a la ayuda de nuestra comunidad”, comentó.
Más allá de su misión espiritual, St. Cecelia ha sido un bastión de caridad. Uno de sus ministerios incluye programas semanales de distribución de alimentos para personas sin hogar o en situación de necesidad.
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FOTOS POR SOFÍA RAVAZZONI / CENTRO Tampa y FOTOS CORTESÍA DE LA IGLESIA CATÓLICA ST. CECELIA
Uno de los edificios con salones del templo religioso que se utilizan para impartir catequesis y otras actividades de la parroquia.
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Relicario Oficial de Santa Cecilia de Roma que contiene una porción de su sangre, al lado un certificado de autenticidad emitido por el Vaticano.
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Relicario de Santa Cecilia de Roma que contiene una pequeña porción de su sangre.
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Letrero lateral a la entrada de St Cecelia Catholic Church, en la ciudad de Clearwater.
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Padre Jesús Martínez, proveniente de Cuba. Es el Vicario parroquial de St. Cecelia Catholic Church en Clearwater.
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Sobre el Tabernáculo del templo, se ha colocado un gran lienzo de Santa Cecilia, patrona de los músicos. La pieza fue elaborada por la artista mexicana, María Isabel Mendoza, originaria de Veracruz, México.
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Lienzo de Santa Cecilia. La pieza es creación de la artista mexicana, María Isabel Mendoza, originaria de Veracruz, México.
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El Padre Martínez en la entrada principal más antigua del templo eclesiástico.
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La primera piedra en la construcción del templo, en el año 1924.
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Yolanda Moreno, Directora del Ministerio Hispano de St. Cecelia Catholic Church.
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FOTOS POR SOFÍA RAVAZZONI / CENTRO Tampa
El Padre Jesús Martínez, vicario parroquial, y Yolanda Moreno, directora del Ministerio Hispano de la iglesia St. Cecelia Catholic Church en Clearwater, posan junto al retrato de Julia Forman, una devota puertorriqueña de la comunidad de Clearwater. Julia, quien falleció en 2006, fue la impulsora del movimiento que hizo posible la celebración de misas en español en este templo.
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La antigua ala del templo, alrededor de la década de 1930. Antes de la expansión en 1950.
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Año 1924, una de las primeras fotografías del templo.
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Imágenes de la ampliación de St. Cecelia Catholic Church, año 1950.
Un tributo a Santa Cecilia de Roma
Santa Cecilia, cuya vida y martirio inspiran a millones, es la patrona de la música y el arte eclesiástico. Su nombre resuena en la primera plegaria eucarística de la liturgia, recordada como una de las mártires vírgenes más celebradas en la historia de la Iglesia. Vivió en Roma durante el siglo II y entregó su vida por enterrar los cuerpos de mártires en tiempos de feroz persecución contra los cristianos.
La iglesia St. Cecelia en Clearwater comenzó con el sueño de un pequeño grupo de fieles y la generosidad de Robert Brown, un residente invernal que financió la construcción del edificio religioso. Dedicada el día de Navidad de 1924, la parroquia se estableció con menos de 50 miembros. El nombre de la iglesia honra a Santa Cecilia, aunque se escribió “Cecelia” como un tributo a la hija del benefactor.
En sus primeras décadas, St. Cecelia floreció como un hito espiritual en Clearwater. Para los años 30 y 40, la comunidad creció, y para los 50, la parroquia contaba con una rectoría, una escuela primaria, un convento y una expansión que triplicó la capacidad de la iglesia.
Hoy, el ministerio musical de St. Cecelia es extenso y un testimonio de la devoción de su patrona por la música, mientras la parroquia sigue siendo un lugar de paz y crecimiento espiritual para los católicos del centro de Florida.
La dedicación de la iglesia a la música quedó evidente durante las celebraciones del centenario, especialmente durante el concierto del 23 de noviembre. Este evento contó con la participación del renombrado tenor irlandés Emmet Cahill, quien debutó en la parroquia con una presentación única que cerró las actividades conmemorativas.
Entre los momentos más significativos de las festividades estuvo la exhibición de una reliquia de Santa Cecilia, que, según se informa, contiene una pequeña porción de su sangre. Este objeto, presentado durante las misas y eventos del centenario y mantenido bajo máxima protección dentro de la iglesia, añadió una dimensión espiritual especial al concierto y a toda la celebración.
Otro punto destacado fue la exposición de un gran lienzo de la santa con un arpa, colocado sobre el tabernáculo. Esta pieza fue creada por la artista mexicana María Isabel Mendoza, de Veracruz, México.
Julia Forman y Pilar Luccioni
La historia de la comunidad hispana en St. Cecelia está marcada por la dedicación y los esfuerzos de mujeres como Pilar Luccioni, de origen franco-español, y Julia Forman, de Puerto Rico, quienes desempeñaron roles clave en la integración de la comunidad a la vida parroquial. A sus 89 años, Pilar Luccioni recuerda vívidamente cómo ella y su esposo ayudaron a los primeros inmigrantes hispanos que llegaron al área durante las décadas de 1980 y 1990.
“Desde el principio, entendimos que estas personas necesitaban más que una iglesia; necesitaban un refugio, una familia espiritual”, expresó Luccioni. Juntos organizaron bautizos, primeras comuniones y bodas mientras ofrecían apoyo práctico a quienes enfrentaban barreras de idioma, problemas de transporte y acceso a servicios básicos.
“Fue una labor de amor porque cada necesidad que atendíamos era una oportunidad para compartir la fe”, relató Luccioni.
Sin embargo, fue Julia Forman, una puertorriqueña profundamente devota, quien inició el movimiento que permitió la realización de misas en español en la iglesia. A pesar de su avanzada edad y problemas de salud, Forman lideró una campaña para garantizar que se ofrecieran servicios religiosos en la lengua materna de la creciente comunidad hispana en el área.
Moreno recordó cómo Forman movilizó a los feligreses para recolectar firmas y presentar la solicitud al párroco.
“Julia fue el alma de este esfuerzo. Su tenacidad y amor por su comunidad abrieron las puertas para la primera misa en español, celebrada el 8 de agosto de 1993”, señaló Moreno. Este momento marcó el inicio de un nuevo capítulo para los hispanos en St. Cecelia.
El impacto de estas mujeres trascendió lo individual, transformando a St. Cecelia en un verdadero hogar para la comunidad hispana. Mientras Forman allanó el camino con su esfuerzo incansable, Luccioni y su esposo fortalecieron los lazos comunitarios mediante un servicio constante y apoyo espiritual.
“Las primeras misas en español las realizábamos en nuestro apartamento de la playa porque necesitábamos ensayar con el sacerdote. Estas eran las cosas que hacíamos para aprender juntos. Luego, cuando iniciamos este proyecto, la comunidad comenzó a aparecer, se entusiasmó y sintió una inmensa necesidad de espiritualidad y fe”, recordó Luccioni.
También señaló que, desde esa época hasta la actualidad, la comunidad mexicana ha tenido la presencia más significativa en la parroquia.
“Muchos de ellos provenían del estado de Hidalgo en México”, recordó Luccioni. “Llegaban cargados de preocupaciones por sus asuntos migratorios y otros desafíos de ser migrantes. A menudo vivían en condiciones muy precarias, con hasta 17 personas compartiendo un pequeño espacio. Tratábamos de ayudarlos tanto como podíamos, pero lo que más destacaba era su determinación y arduo trabajo para establecerse aquí”.
“Con el tiempo, muchos no solo mejoraron sus vidas aquí, sino que también apoyaron de manera significativa a sus comunidades de origen con lo que ganaban. Un ejemplo es la familia Pioquinto, una familia mexicana muy tradicional que se asentó en esta área y logró el éxito admirablemente gracias a su esfuerzo incansable”, añadió.
Hoy en día, la comunidad hispana participa activamente en las celebraciones litúrgicas y lidera ministerios clave para preservar todas estas tradiciones culturales que enriquecen la vida espiritual de la parroquia. El trabajo de estas mujeres es un legado imborrable que, en palabras de Luccioni, demuestra que “los gestos de respeto, humanidad hacia los necesitados, fe, amor y unidad pueden transformar vidas y construir una comunidad más fuerte”.
Planes para el futuro
En su centenario, la iglesia tiene ambiciosos planes para el futuro, enfocados en fortalecer aún más su conexión con la comunidad y atender las necesidades de su congregación.
Entre sus principales objetivos está la ampliación de los programas de educación religiosa, con un enfoque especial en los jóvenes que enfrentan desafíos crecientes en un mundo en constante cambio.
“Nuestra misión es formar nuevas generaciones no solo en la fe, sino también en valores sólidos que les permitan enfrentar los retos actuales con esperanza y fortaleza”, señaló Martínez.
De igual manera, la parroquia planea expandir sus iniciativas de apoyo social, como el fortalecimiento de alianzas con organizaciones locales para proporcionar recursos a migrantes y personas en situaciones vulnerables. También se planea desarrollar más actividades culturales y espirituales que celebren la diversidad de la comunidad, asegurando que las tradiciones que han enriquecido la vida parroquial a lo largo de los años permanezcan vivas.
Un enfoque clave será continuar fomentando el liderazgo laico y la participación de los feligreses en los ministerios.
“Queremos que cada miembro de nuestra comunidad encuentre un lugar donde pueda servir y crecer espiritualmente”, indicó Moreno.
Con este enfoque inclusivo, St. Cecelia se vislumbra como un espacio donde la fe, la caridad y la unidad continuarán siendo pilares fundamentales para las generaciones venideras.