Por Hernán Lugo-Galicia
Especial para CENTRO Tampa
En los meses finales de 2021, las pesadillas no dejaban dormir a V.V.
El chasquido de un arma era la razón. Ella, al igual que su hermana, se salvaron de un tiroteo en una escuela charter Henderson Hammock, Citrus Park en Tampa Bay, porque el plan de una niña, de 13 años de edad, fue descubierto y desmontado. Entre los objetivos tenía a 15 jóvenes, compañeros de clase, que se burlaban de ella lo que la llevó a planificar su venganza.
Ahora, está recluida en un centro de asistencia, bajo la Ley Baker, pero el incidente no deja de preocupar a la madre de V.V, y a otras latinas que tienen hijos estudiando en Tampa, luego del atentado en Uvalde, Texas, donde un joven, de 18 años, masacró a 19 niños y dos maestras.
La incertidumbre las angustias. Los políticos se pelean por el control de armas, aunque la mayoría prefiere que no se limite las ventas. Sin embargo, hay madres que optan por darle consejos a sus hijos sobre cómo enfrentar el bullying o las burlas.
“A mi hija le digo: ‘Usted no tiene porque creer las calumnias o las risitas de otros muchachos ya que usted sabe quién; cuáles son sus virtudes, sus defectos y su forma de ser’. Eso no lo determina nadie. Usted tiene que ser más fuerte y no dejar que nada los afecte. Hágase respetar pero, sobretodo, no les haga caso porque el acoso se alimenta del miedo. “, dice A.P a su prole.
Otras tres madres latinas en Tampa, provenientes de Venezuela, no ocultan su aprehensión porque alguien entre a las escuelas y dispare. “Es muy doloroso dejar a un niño en una escuela y, al regresar, sólo queda retirar su cuerpo”, se quejó P.C.
Entre enero y septiembre de 2021, se registraron 170 tiroteos en escuelas K-12, según Statista.com, que lo calificó como el más alto desde 1970. Entre 1966 y 2012, la cifra de tiroteos masivos fue de 90. En lo que va de 2022, han ocurrido tres hechos en escuelas y otros tres en lugares públicos de EEUU.
La venta de armas no está prohibida en este país, pese a que existen algunas normas, lo que permite a jóvenes acceder sin problemas y luego cometer sus fechorías. En tierras norteamericanas hay 310 millones de armas, indica el Centro de Investigaciones Pew.
“En Tampa, gracias a Dios, no hay nada que lamentar, pero la clave está en evitar cualquier hecho que motive a mentes perturbadas a actuar contra otros, y para eso es necesario que los muchachos denuncien cualquier actividad rara o fuera de lo común”, manifestó Lourdes G, progenitora de uno de los jóvenes que estaban en la lista de ser eliminados.
“La sensación es horrible. Me dolió mucho saber que una niña estaba dispuesta a agredir a un grupo, en lugar de hablar con los maestros y buscarle una solución”. dijo.
A los niños les recomienda que mantengan la calma y que sigan las instrucciones del personal docente y directivo en caso de una situación crítica.
Cuándo ocurren los atentados, la primera reacción de las madres es no llevar a sus hijos a las escuelas, más luego los dejan ir porque ellos no quieren estar en las casas. Quieren hacer sus vidas en colegios.
Henderson, como todas las escuelas de Tampa, cuenta con un protocolo de seguridad para que no sucedan desgracias.
En los emails que envían a los representantes les recuerdan las medidas de seguridad: Uno, sólo hay una puerta de acceso, la cual se abre desde adentro; dos, los padres no pueden ingresar a menos que hayan solicitado el acceso; tres, las puertas permanecen cerradas durante las clases; cuatro, en forma periódica se efectúan operativos de evacuación por si hay huracanes, terremotos e ingresos de extraños.
Las madres lamentan, no obstante, que no hayan detectores de metales y que las inspecciones de los morrales se hacen de manera esporádica.
Desde la administración federal, se promueve el programa Policías en las Escuelas y, de acuerdo con cifras oficiales, están instalados en 300.000 centros educativos, a las que les dota de cámaras de vigilancia, y el control de accesos.
Una vez que ocurre la matanza en Uvalde, la Superintendencia de Escuelas y el Condado de Hillsborough anunció que los protocolos siguen activos y que les incorpora la construcción de cercas perimetrales a los establecimientos, la instalación de vidrios blindados y unas alarmas portátiles. Se trata de 26.000 artefactos, en manos de igual número de vigilantes, que tienen la orden de hacerlas sonar de presentarse un inconveniente que ponga en peligro la vida de los estudiantes.
Al preguntársele a las madres si comprarían bolsos o mochilas antibalas, se quedan calladas. Ninguna desea que sus hijos pasen por el horror de la ciudad de Uvalde.
No dudan que habrá quienes puedan adquirirlas. El consumo de este equipo subió a 800% en junio. Los precios van desde 800, 449 hasta 95 dólares, se indica en Amazon. Tuffy Pack, una empresa de Texas, ofrece un modelo en 189 dólares y está registrada como Nivel III-A en el National Investigation of Justice. “Un gasto que habrá que incluir en el presupuesto familiar ya mermado por el costo de la vida”, expresa S.G.
En cualquier caso, la previsión y el estar alertas es la mejor “arma” que pueden tener los hijos si les habla de la maldad en el mundo y que, en lugar de hacer chiste del otro, lo motiven a ser mejores ciudadanos.
Hernán Lugo Galicia es periodista venezolano exiliado en Estados unidos. Puede escribirle a hlugogalicia@gmail.com