En el 2001 asumí el puesto de directora del programa Latino Scholarship de la Universidad del Sur de la Florida (USF). Fue entonces cuando comencé a trabajar de cerca con empresarios, organizaciones y familias que, para mi deleite, me hacían entrega de sus donaciones con solo contarles la historia de los estudiantes latinos en nuestra ciudad necesitados de fondos económicos para pagar sus estudios.
El programa contaba ya con un buen grupo de donantes y mentores unidos a la causa. Fue fácil seguir aquella tarea de buscar personas que siguiesen el ejemplo de figuras tan importantes y reconocidas en nuestra comunidad como Braulio Alonso, Delia Sánchez y Adela Gonzmart, fundadores del programa de becas, y organizaciones como San'tYago Education Foundation, Mayor's Hispanic Advisory Council, Unico Club, City of Tampa Hispanic Heritage Committee, Tampa Bay Latin American Medical Society, Club 15 y otros que enseguida formaron parte de la iniciativa.
Así, emocionada por tanta bondad y el impacto que aquellos fondos tenían en nuestros estudiantes, soñaba con el día de poder hacer lo mismo. El acto, más allá de ser bondadoso, conlleva un mensaje muy claro.
VAMOS POR TI
Los estudiantes, que nunca antes han conocido a sus benefactores y mentores, se sienten respaldados por personas, organizaciones y compañías que están dispuestas a brindar su apoyo, extender su mano y abrir su billetera.
Claro que existen otras ayudas, tales como la asistencia federal y estatal que ofrecen las universidades a estudiantes con necesidades económicas y altas notas, pero nada se compara con la ayuda privada proveniente de quienes ya sea porque han "estado ahí" o porque se sienten con la responsabilidad de contribuir algo de lo que con su éxito, han logrado por el bienestar ajeno.
Por muchos años entrevisté a los candidatos, escogí a los estudiantes y los presenté con sus benefactores y mentores, viendo desde cerca su relación y el impacto de esta.
Conmovida compartía con otros posibles donantes los cambios en la trayectoria de las vidas de jóvenes que entraban y salían de nuestro programa.
Presumía de los que se convertían en médicos, enfermeros, maestros, ingenieros, abogados y empresarios.
Como Yosvel, el joven huérfano de madre que llegó a este país con su padre y hermano. Su mamá, una dentista cubana, había sido obligada a quedarse en Cuba cuando les llegó la salida. El régimen la había obligado a quedarse atrás para cobrarle la carrera que le habían permitido cursar. Ella nunca volvió a reunirse con su esposo e hijos. Se enfermó y murió sin poderlos volver a ver. Yosvel, determinado a salir adelante, solicitó entrada en USF y una beca del Latino Scholarship. Fue auspiciado por Sant'Yago Education Foundation y hoy es dentista.
O Suleidis, la joven que soñaba con ser enfermera sabiendo que sus padres no tenían los recursos para pagar por sus estudios. Nadie antes en su familia había ido a la universidad. Pero su empeño por cambiar su vida pudo más que todo lo que parecía impedírselo. Suleidis fue auspiciada por Simón Canasí y hoy es enfermera registrada en el Tampa General Hospital.
O Daniel, quien en una entrevista a sus 17 años nos dijo que quería ser médico. Tras cuatro años de estudios para obtener su primer diploma universitario, postuló al programa de medicina en USF y logró ser admitido. Unos años más tarde, Daniel comenzó su residencia y pasantía en Bayfront Medical Center y luego en Maine. Hoy Daniel es médico en Florida tal como nos los advirtió con solo 17 años. En estos días se gradúa otro grupo de estudiantes. Algunos continuarán sus estudios de posgraduados en universidades alrededor del país, y otros comenzarán a ejercer sus carreras en nuestra comunidad, estado y nación. Entre ellos está Jennifer. Su familia es de México. Su padre trabaja en la construcción y su mamá es una trabajadora agrícola. Ella es la primera en graduarse de la escuela secundaria en su familia. No tenía claro como pagaría por sus estudios, pero se había propuesto ir a la universidad y gracias a sus altas calificaciones pudo lograrlo. Allí para ayudarla estaba el Latino Scholarship. Esta vez fue mi familia quien tuvo la oportunidad y el honor de auspiciar a Jennifer con una beca a través del Latino Scholarship. Mi esposo, Alex Sánchez, mis hijos Alexander y Daniel Feliciano y yo nos unimos a la familia de benefactores que tan gran impacto han tenido en el futuro de ya más de 500 estudiantes en los 27 años del programa. Mi sueño se hizo realidad, y junto con mi sueño, el de Jennifer. Sus hermanos menores seguirán su ejemplo y ya las nuevas generaciones no serán jamás los primeros ni los únicos en ir a la universidad.
Jennifer se graduará en pocas semanas y se incorporará a la fuerza laboral como trabajadora social durante un año mientras decide si regresa por su maestría o se lanza a estudiar leyes. En cualquier caso, mi familia y yo, orgullosos de ella y de lo que ya ha logrado, reiteramos nuestro mensaje de hace tres años cuando recibió nuestra beca por primera vez.
Jennifer, hoy como ayer, ¡Vamos por ti!
Sánchez es directora de Diversidad e Inclusión en USF y directora del Latino Scholarship.
Para contribuir al programa por favor contactar a Sánchez (813) 974-3827 o Luz Randolph (813) 974-6766. Para aprender más acerca de cómo calificar para el programa visite la página web Foundation.usf.edu/lsp
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